Un poema de Dámaso C. Carrillo, su padre.
Este poema, encontrado en la publicación Provincia de Bolognesi-Homenaje a sus Bodas de Diamante (1978) es una muestra de la intensa y a la vez refinada pluma de Don Dámaso, hombre muy querido por sus paisanos en su natal Chiquián y que de cuando en cuando publicaba sus trabajos en periódicos locales. Su hijo, Alberto Carrillo, director de la publicación arriba mencionada, en la sección Literatura Bolognesina se muestra admirado por "la finura lírica de Dámaso Carrillo" y agrega que une "a la amargura del amante frustrado un sentido encantador del requiebro y la galantería, que diluye la acritud del reproche amoroso."
Este poema, encontrado en la publicación Provincia de Bolognesi-Homenaje a sus Bodas de Diamante (1978) es una muestra de la intensa y a la vez refinada pluma de Don Dámaso, hombre muy querido por sus paisanos en su natal Chiquián y que de cuando en cuando publicaba sus trabajos en periódicos locales. Su hijo, Alberto Carrillo, director de la publicación arriba mencionada, en la sección Literatura Bolognesina se muestra admirado por "la finura lírica de Dámaso Carrillo" y agrega que une "a la amargura del amante frustrado un sentido encantador del requiebro y la galantería, que diluye la acritud del reproche amoroso."
Al Alma de mi Alma.
Lirio fragante de esencia pura,
Perla brillante de las mujeres,
Huerto cerrado de la hermosura,
Edén soñado de los placeres,
Divino arcángel de mi ventura:
Si oyes mi ruego,
¿Por qué el sosiego
Robarme quieres?.
Me das la vida con tus amores,
Me das la muerte con tus desvíos,
Depón, hermosa, fieros rigores,
Dame tus brazos, toma los míos;
Si pude un tiempo causarte agravios,
No me castigues con tus enojos,
Deja que, amante, beba tus ojos;
Sin ti la vida toda es tormento;
Tú eres mi gloria, mi pensamiento:
La sola flor que crece
En mi camino;
La luz que resplandece
En mi destino,
La estrella pura
Que Dios puso en el cielo
De mi ventura.
Si es ley forzosa del destino,
Que hemos de ir juntos por un camino.
Con tu amor calma mi pena impía,
I así serás el alma
Del alma mía….
Si oyes mi ruego,
Por qué el sosiego
Robarme quieres?
1895
Dámaso C. Carrillo
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